De malditas costumbres y otras adicciones.

Tenemos la maldita costumbre de no decir lo que pensamos la mayor parte del tiempo. Por que?

Porque tenemos la maldita costumbre de reprimir lo que sentimos, lo que pensamos, hasta lo que necesitamos, por miedo de lastimar al otro, de lo que puedan pensar y decirnos. Tenemos la maldita costumbre de muchas veces posponernos a nosotros mismos por esperar una aprobación.
Tenemos la maldita costumbre de pensar que pensar en uno mismo es egoísmo pero, nunca pensar en nosotros es no tener amor propio. Esa maldita costumbre de querer gritar pero nos quedamos en silencio.
Esa maldita costumbre de conformarnos cuando sabemos que podemos dar más, cuando podemos ser mejores.
Tenemos la maldita costumbre de no arriesgarnos por miedo a perder. O esa maldita costumbre de haber sufrido y construir muros que nos aíslan. Pero no hay peor muro que aquel que te separe de vos mismo.
Entonces rompamos ese muro, saltemoslo o hagamos un pozo para llegar al otro lado. No importa que opción tomemos, pasemos ese muro, que tal vez no sea cosa sencilla de hacer, pero si de algo estoy segura es que una vez dejado aquel muro atrás, ese muro de cosas sin decir, de gritos guardados, de miedos que encadenan, de zonas de confort. Una vez que estemos del otro lado, vamos a estar más cerca de nosotros, un poco más cerca de dejar de lado las malditas costumbres. Tal vez gritemos un poco más, tal vez veamos en vez de mirar. Tal vez nos atrevemos a conocernos más, a ser más auténticos, a ser nosotros mismos y al que no le guste que se joda.
Una vez que empiezas a evitar las malditas costumbres se te hará una maldita costumbre hacerlo. Pero eso si. No pierdan la maldita costumbre de sentarse a mirar las estrellas o el cielo aunque este nublado. No pierdan la maldita costumbre de observar los atardeceres y amaneceres que nos deslumbran. No pierdan la maldita costumbre de sonreír, de soñar, de reír hasta el llanto. No pierdan la maldita costumbre de mirar a los ojos ni esa maldita costumbre de querer ser felices y sobre todo, no pierdan la maldita costumbre de buscar esa felicidad. No pierdan la maldita costumbre de perder la costumbre.

Autor/a: Ruiz Echegaray Camila

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